Fuego




Era la noche del dios nacido
y de sus santos que conspiraron
y se reunieron bajo la rueda
y maldijeron entre murmullos
que  conjuraban la nueva era
que ardió en silencio desde las llamas
de la condena de un solo hombre
que  fue nombrado como  tirano
y en su memoria se combatieron
y se mataron y se vengaron
y  levantaron en el desierto
un templo santo de hombres de hierro 
que bendecían y consagraban
a la leyenda en el imperio
de los espejos que revelaron
los otros templos que persiguieron
esa verdad de letra ostentosa
y  persignada  de traidores
que le entregaban al rey eterno
aquella Roma
aquel incendio

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