Las puertas de los sueños

Es cierto que es común encontrar a quien le moleste el hecho de haberte tomado como un maestro, pero esas molestias las ignoro, pues sé muy bien que son para la persona que has sido y eso no tiene ningún interés para mí. En cambio, yo sí retruco con la necesidad de recorrer tus tierras de promesas y de aventuras. Conoces el camino, puedes llevarnos hasta las puertas salvajes y descontroladas de los sueños. Cuando esto ocurra, me preguntaré si en realidad eras un héroe o un ángel triste que se perdió junto a Dante y a Virgilio en los abismos. Pero siempre vuelvo a encontrarte, del otro lado, con tu sombra proyectada en los círculos danzarines de la cámara del tiempo.
¡Te admiro! Por tu amor al navegante y por las antiguas canciones apasionadas de barbarie. Las prisiones de Babilonia son sombrías, pero sabemos bien que en lo profundo del corazón se ocultan prisioneros los deseos del harem. ¿Hablabas también de Istubar? ¿Te consternaba pensar que el pasado y el futuro le pertenecieran?
Otras vidas, otras suertes de perseguidores y perseguidos repiten incansablemente esta cruel ironía.

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